Intervención eficiente en trastornos depresivos
Los trastornos depresivos son un fenómeno muy frecuente en nuestra sociedad que afecta tanto a hombres como a mujeres. En un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, realizado por Carmen Valiente y colaboradores durante el confinamiento, arrojaba datos objetivos por los que se detectó que el 27,8% de las mujeres y el 17% de los hombres presentaban un número muy significativo de síntomas depresivos. Fueron evaluados mediante una prueba objetiva especialmente entre los más jóvenes, del segmento de población de 18 a 44 años, y personas con problemas previos de salud mental. (1)
Síntomas de los trastornos depresivos
Si sientes un bajo estado de ánimo y tristeza durante un periodo prolongado de tiempo la mayor parte del día es posible que estés presentando un trastorno depresivo. Éstos son algunos ejemplos más:
- Poco apetito o sobrealimentación
- Insomnio o hipersomnia
- Poca energía o fatiga
- Baja autoestima
- Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones
- Sentimientos de desesperanza
Presentando este cuadro sintomático, podrías estar sufriendo un algún tipo de trastorno depresivo, descartando el consumo de drogas, medicamentos o afecciones como el hipotiroidismo que podrían generar estados similares.
Estos síntomas, a su vez, se pueden unir a un malestar significativo que, como consecuencia, acarrean deterioro social, laboral y familiar entre otros. Además, suelen estar acompañados de ansiedad, entendida como un estado de preocupación, miedo o angustia, inquietud y/o síntomas fisiológicos como taquicardias, sensación de ahogo, temblores, tensión muscular, etc.
Modelo de actuación eficiente
A continuación se desarrolla un modelo eficiente de actuación en este tipo de situaciones que favorece la recuperación del bienestar.
Evaluación del trastorno depresivo
El primer paso a seguir es detectar las causas remotas (Factores Predisponentes). Éstas son las causas más inmediatas que inciden directamente en la sintomatología depresiva a nivel de emociones, comportamientos y patrones cognitivos. Estos últimos provocan el sufrimiento en la persona y las consecuencias que todo conlleva, las cuales suelen retroalimentar y mantener la depresión.
Este paso es de vital importancia ya que dirige la planificación de la intervención y garantiza su eficiencia.
Intervención
En un primer momento de terapia, se establece el objetivo de comenzar a reducir la sintomatología depresiva y/o síntomas de ansiedad desde la primera cita. Se comienza a implementar técnicas psicológicas básicas, como la activación conductual y actividades placenteras. Esto se conjuga con una primera fase inicial psicoeducativa al paciente para que comience a dar sentido a lo que le está ocurriendo. Así se inicia una reducción en la angustia que rodea a su sufrimiento.
Por otro lado, la evaluación no acaba justo antes de la intervención sino que suele ser una evaluación continua; se sigue explorando causas de la depresión y, de forma dinámica, se va trabajando los esquemas e ideas irracionales que subyacen a los estados depresivos. Para ello, se utiliza un método sencillo y claro que potencia que el paciente vaya tomando conciencia de estos elementos y adquiera las habilidades necesarias, tanto en consulta como fuera de ella. De esta manera, consigue realizar más objetivos y se le ayuda a salir de la espiral del sufrimiento y la tristeza.
Esta primera intervención comienza a mejorar de manera inmediata el estado de ánimo en el paciente. Posteriormente y en función de los resultados, se van implementando otras intervenciones que funcionalmente promueven los objetivos que se han establecido: solución de problemas, regulación emocional, entrenamiento en habilidades de afrontamiento y comunicación efectivas, etc.
Un aspecto clave en la intervención se produce en la Terapia de Aceptación y Compromiso, a través de técnicas como Mindfulness y difusión de patrones de pensamiento dañinos. Reducimos otros factores que causan malestar y son resistentes en muchas ocasiones a la reestructuración cognitiva ( rumiaciones, autocrítica). Éstos dificultan que la persona consiga hacer realidad sus objetivos personales concretos y retomar la capacidad de adaptación y la sensación de control de su vida.
Defusión cognitiva
Consiste en crear una relación distinta con este tipo de ideas más resistentes y que se basan en tomar un punto de vista más desapegado de ellas, actuando como observador, describiéndolas y manteniendo cierta distancia mental. Esto se hace mediante visualizaciones, etiquetado, metáforas, etc. y conlleva una reducción drástica del malestar y los efectos que provoca.
Intervención multicausal en trastornos depresivos
Finalmente, y para evitar que otros factores predisponentes despierten en un futuro, para la vulnerabilidad de la persona a padecer estos trastornos depresivos se trabajan los factores o causas más lejanos en el tiempo y que conforman en parte la personalidad del paciente. Se realiza a través de traumas vividos, estilos de apego interiorizados desde su infancia, etc.
En estas causas, intervenimos en una fase más avanzada de la terapia cuando la persona tiene más recursos y ha mejorado su estado general. Empleamos revisión de su vida, esquemas de apego disfuncionales, trabajamos la autoestima y empleamos técnicas para trabajar los traumas y reducir sus efectos mediante distintas técnicas clásicas o más innovadoras como el EMDR.
Mediante esta intervención multicausal, conseguimos que la persona vuelva a retomar su sensación de libertad y control de su vida, promoviendo la adaptación a su realidad y la capacidad de mejora. Es decir, recupera la alegría de vivir.
- Valiente, C., Vázquez, C., Peinado, Vanesa., Contreras, Alba. y Trucharte, Almudena. (02/05/2020) Estudio nacional representativo de las respuestas de los ciudadanos de España ante la crisis de Covid-19: respuestas psicológicas. Universidad Complutense de Madrid Facultad de Psicología.

Licenciado en Psicología en la Universidad de Málaga en 1999.
Master en Psicología General Sanitaria en 2018 en la Universidad Internacional de Valencia.
Con más de 20 años de experiencia en distintos ámbitos de la Psicología. En los últimos años ha dedicado su labor a la intervención en Trastornos Depresivos Persistentes en mujeres víctimas de violencia de género y síntomas graves como intentos de suicidio, a través de la coordinación e implementación de un programa especifico grupal e individual.
Junto al abordaje de la Depresión y la Ansiedad ha trabajado de forma muy intensa en Trastornos adaptativos desencadenados por factores de Estrés Agudo y Estrés Crónico, Hipocondría, Dependencia Emocional, Autoestima, Trastornos por Estrés Postraumático, Trastornos Límite de la Personalidad y tratamiento psicológico de la Enfermedad de Crohn y en trastornos adaptativos por secuelas Covid.
Todo dentro del marco de la Terapia Cognitiva Conductual y probadas intervenciones de evidencia científica dentro de las terapias de Tercera Generación (Mindfulness, Terapia de Aceptación y Compromiso, etc.). Trabajando en última instancia Apego Inseguro y creencias cognitivo afectivas profundas que promueven la reaparición de síntomas recidivantes eliminando el origen de estos.
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