¿Qué son las Terapias de Tercera Generación?
Las Terapias Contextuales o de Tercera Generación están revolucionando el campo de la psicología clínica en las últimas décadas. Son el resultado de años de investigación y tratan de complementar las limitaciones de las terapias psicológicas anteriores. Las terapias contextuales se centran en dar herramientas psicológicas para aceptar aquellos problemas que no se pueden cambiar y a modificar a aquellos que sí pueden hacerlo, de esta manera se invita a que que la persona actúe con la responsabilidad de la elección personal y la aceptación de los eventos privados (emociones y pensamientos) que conlleven el proceso de transitar por la vida. Es decir, la terapia no se centra en eliminar los síntomas cognitivos desagradables para la persona y poder modificar así la conducta, tal y como se había hecho en las corrientes anteriores.
Las terapias de tercera generación están orientadas a dar herramientas útiles para superar trastornos psicológicos, conseguir metas vitales y aumentar la calidad de vida de la persona. Se centran en el contexto y función de los pensamientos, sensaciones o emociones, en lugar de tomar como blanco la intensidad o frecuencia de estos eventos psicológicos.
Las terapias de tercera generación han demostrado su eficacia en los siguientes trastornos psicológicos:
Tipos de Terapias Contextuales
La terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es considerada la más completa entre las terapias contextuales. ACT plantea que los trastornos psicológicos se deben a la “rigidez psicológica”, es decir, cuando no tenemos capacidad o no sabemos elegir libremente la conducta que queremos realizar en un contexto determinado. Esta rigidez psicológica está causada por 6 procesos:
Fusión cognitiva. Hace mención al hecho de que los pensamientos desempeñen un fuerte control sobre nuestra conducta. Es decir, la persona actúa según lo que piensa, sin tener en cuenta si las consecuencias pueden ser negativas para la persona. Esto aleja a la persona de su experiencia real en la vida.
- Evitación experiencial. Ésta ocurre cuando la persona evita experimentar y mantener contacto con ciertos pensamientos, emociones y sensaciones fisiológicas. Y se da especialmente con emociones negativas como el miedo, la ansiedad, la tristeza, la soledad, la culpa, etc.
- Ausente del momento presente. Hace referencia a una rigidez atencional, de tal forma que la persona se encuentra dirigida mayoritariamente hacia el pasado o hacia el futuro. Esto favorece la aparición de rumiaciones, preocupaciones, dolor, etc., e impide que la persona se sitúe en el momento presente.
- Yo- concepto. Hace mención a que la persona se relaciona consigo misma en función de ciertas categorías, evaluaciones y denominaciones. De tal forma que trata ser quien dice ser, propiciando el autoengaño.
- Falta de claridad y compromiso con los valores. Si la persona no está dirigida a sus valores, ni está en contacto con ellos, o ni siquiera se siente identificada con esos valores, surge la sensación de la pérdida del sentido de la vida.
- Inactividad/impulsividad. Hace referencia a ciertos patrones de conductas de evitación o de conductas excesivas que mantiene la persona. Éstas tienen el objetivo de reducir la aparición de ciertas emociones negativas.
La Terapia de aceptación y compromiso tiene como objetivo eliminar la “rigidez psicológica” y perseguir la “flexibilidad psicológica”. ACT busca que la persona conecte con el momento presente, como ser humano con consciencia plena, sin pretender colocar barreras y defensas, con la realidad tal y como es (y no como dice ser) y perseverar o modificar su conducta según sus propios valores.
Para ACT el bienestar psicológico se fundamentaría en una postura abierta, centrada y comprometida.
Los estudios sobre evidencias clínicas indican que ACT posee efectividad para los siguientes tipos de problemas psicológicos: depresión, manejo del estrés laboral, sintomatología psicótica, trastorno obsesivo-compulsivo, ansiedad, fobia social, consumo de sustancias y tabaco, tricotilomanía, miedos y preocupaciones, dolor crónico, autolesiones y algunas enfermedades médicas.
Psicoterapia Analítica Funcional (FAP)
La Psicoterapia Analítica Funcional se trata de una terapia que usa la relación verbal entre el psicólogo y el paciente para conseguir los cambios necesarios. El trabajo en terapia se realiza con lo que la persona dice y hace durante la sesión, ya que supone un ejemplo de conductas que realiza fuera de la terapia y que mantienen el problema. Es decir, establece que existe una equivalencia entre la forma de comportarse en sesión de la persona con la forma de comportarse en su vida diaria.
La FAP analiza la conducta de la persona en consulta y distingue tres tipos:
- Conducta Clínicamente Relevante 1 (CCR1): son aquellos comportamientos que la persona realiza y que forman parte del problema por el que acude. Pueden ser gestos, hablar, pensamientos, emociones, percepciones, etc.
- Conducta Clínicamente Relevante 2 (CCR2): son conductas que suponen una mejoría en el problema del cliente.
- Conducta Clínicamente Relevante 3 (CCR3): son las interpretaciones de la persona realiza sobre su propia conducta y sus causas.
Nuestros psicólogos en Málaga se encargan de propiciar las CCR1 en sesión para poder disminuirlas y, al mismo tiempo, aumentan las CCR2. De esta forma, nuestros psicólogos especialistas en Terapia analítica funcional tienen como objetivo cambiar el patrón de comportamiento que ha llevado a la persona a esa situación y generar otro tipo de conductas que ayuden al paciente a realizar un afrontamiento adaptativo. Además, trabajan en ofrecer a la persona una CCR3 correcta y útil.
La FAP puede utilizarse como terapia psicológica para abordar problemas como depresión, ansiedad, estrés postraumático, relaciones interpersonales e, incluso, en dolor crónico. Así mismo, también se utiliza como complemento a otras terapias como la Terapia de Aceptación y Compromiso, la Terapia de Activación Conductual o la Terapia Cognitivo-Conductual.
Terapia de Activación Conductual (AC)
La Terapia de Activación Conductual surge en el contexto del tratamiento psicológico para la depresión. La AC entiende que la depresión es una respuesta natural ante ciertas situaciones o eventos experimentados. Sin embargo, el bajo estado de ánimo se mantiene por las conductas llevadas a cabo por la persona. Estas conductas aunque pueden resultar aliviantes a corto plazo, a largo plazo suponen perder el contacto con aquellas vivencias que tienen una consecuencia agradable para la persona. De esta forma, la persona se ve atrapada en una dinámica de la que siente que no puede salir y que mantiene su estado de ánimo.
La AC trabaja en la modificación de las conductas que realiza la persona de forma que repercuta en su estado de ánimo. Se cuestiona si las conductas que hasta ahora se han mantenido ante esta situación le resulta útil para mejorar o seguir hacia adelante y se programan otras actividades que son más adecuadas.
Esta terapia cuenta con gran apoyo empírico respecto a sus beneficios en el ámbito de la depresión. Los síntomas se disminuyen y facilita la disminución tratamiento psiquiátrico.
¿Cuál es la mejor terapia psicológica?
Nuestros psicólogos tienen la formación y la experiencia necesarias para determinar cuál es la mejor terapia para cada persona, problema y situación. Las terapias de tercera generación o contextuales forman parte del amplio repertorio de técnicas y orientaciones psicológicas que se trabajan en PsicoAbreu, para ofrecer el mejor servicio psicológico adaptado a la necesidad individual de cada paciente.